jueves, 2 de agosto de 2012

Acta Discreta del Conde de Abascal

Como muchos sabéis, Ediciones de La Discreta es una agrupación de gente enamorada de la literatura que trabaja, "por amor al arte", para sacar adelante un número de publicaciones fijas anuales para sus suscriptores. Dicho amor por la literatura está presente incluso en las reuniones administrativas, y como ejemplo aquí os dejamos el acta que el propio Conde de Abascal escribió resumiendo la reunión de 2011.







Acta,
en décimas ruidosamente modernistas,
de la II Asamblea Anual
de Ediciones de La Discreta
celebrada en la condal terraza


A don Julio Herrera y Reissig, que a buen seguro
se habría hallado muy a su sabor en la tenida.




¡Tarde de lúdicos retos
y líricos arrebatos
que rulan, como los gatos,
por los tejados discretos!
En bandadas, los sonetos
sobrevuelan las cabezas,
hurtándose a las bravezas
de un sol deshecho en rescoldos
que indulta, bajo los toldos,
el frescor de las cervezas.

Tarde de ingenios veloces
y de númenes propicios,
cuyos soleados inicios
entre invitados precoces
fuerzan, con ínclitas voces,
que Apolo deje su ignavia
y acuda, pleno de labia,
sapiente, sobrio y puntual…
¡como un émulo cabal
de Santiago López Navia!

Junto a seráficos vates,
viene embozado el diablo
en los cómputos de Pablo;
y otros precipuos orates
como el Muriente y sus cuates,
con Caneiro de adalid;
María José, de Madrid;
Mariné, del Priorat;
y ese pequeño Goliath
que es el gigante David.

Ana, con condal corona,
muchigua con cortesía,
entre néctar y ambrosía,
luz de olímpica anfitriona;
e irradia un haz que pregona
-si no deidad del Panteón,
ninfa del Erecteión-,
que, por plagiar su grandeza,
es discreta la belleza
y bella la discreción.

Flota, empero, un neurasténico
sopor en la impar caterva…
Cuando el búho de Minerva
rasga, ululando, el escénico
esplín; y en el cuadro helénico
-cual si tremolara un ave
ínsita en un arquitrabe-,
el esdrújulo estornudo
del son de un pífano agudo
anuncia a un Varela grave.

Con arcangélico paso
y piruetas de querube,
se algodona en una nube
la octava de Garcilaso
que Arias parodia al ocaso;
y, a imagen y semejanza,
se adivina en lontananza
que un crepuscular vencejo
brinda al sol un ovillejo
con su espasmódica danza.

Nuestro Señor don Dativo
propala por todo el ático
ora su sermón pragmático,
ora su idealismo activo;
y es en su ardor tan altivo
y en su flema tan noblote,
que no falta quien anote
con barroca remembranza
que parece un Sancho Panza
que ha engullido a don Quijote.

Todo en el aire es sutil
evangelio de aleluyas,
mientras predica las suyas
un Mariné zascandil
que, iluminado y gentil,
libre de cualquier amarra,
revela, mientras se agarra
a esa rubia que le pirra,
que en un piélago de birra
hasta un Mariné desbarra.

Luego, cuando el sol depinge
-con elocuencia lopesca-
lo rosado, y ya refresca
en más de alguna meninge,
irrumpe aquel que a la Esfinge
privó de oler, y a los reyes
de Judá dictó sus leyes…
¡Llega Fer con Mar, hermanos,
que se embarcaron indianos
y retornan ya virreyes!

Y cuando el alba importuna
pone fin a tanto exceso,
reserva su postrer beso
para la egregia comuna
una abascálica luna
tan dulcemente discreta
que, tras dejarse coleta,
se está impostando un mostacho
con el zigzag vivaracho
de la estela de un cometa.

2 comentarios:

  1. Felicidades Discretos Amigos y dad un abrazo al Señor Conde de mi parte.

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  2. Gracias, señor conde, por este espléndido resumen, que a los que pudimos asistir a la tenida, al menos nos consuela sobremanera. Luis

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